Tuesday, September 22, 2009

Bylakuppe (Karnataka, India)

Mujeres y hombres tibetanos dando vueltas alrededor del templo, algo que sucede cada día al caer la tarde, momento que aprovechan para meditar.

Bylakuppe: (25.08.09)

A unas 2 horas y media de Mysore en autobús se encuentra este lugar tan especial, y es que este es uno de los mayores asentamientos de tibetanos en el exilio del mundo. Al parecer hace años el entonces rey de Mysore, viendo los problemas que tenían los tibetanos por culpa de China que los estaba (y sigue) masacrando y aniquilando como cultura (ya que en Tibet no les dejan aprender su idioma, ni profesar su religión, ni expresar su opinión), decidió concederles un terreno en este estado, al cual han ido viniendo tibetanos desde entonces y haciendo de él un lugar fértil y limpio y no caótico como el resto de India, por lo que es muy curioso venir a visitarlo, ya que parece que entraras en un país diferente a la India, ya no hay vacas por las calles, ni plásticos tirados por todas partes, sino que se ven verdes campos cultivados y las típicas banderas de rezos de colores que decoran el camino entre árbol y árbol.


Calle típica de Bylakuppe, con casitas bajas, calles limpias y monjes tibetanos por doquier.

En Bylakuppe hay además varios monasterios en los que cientos de niños y jóvenes estudian la religión budhista, y es un placer venir a visitarlos, ya que las calles están repletas de túnicas color vino y azafrán, sonrisas constantes, una universidad y un montón de ritos religiosos que son un lujo de ver. Nosotros pasamos un día en el lugar, paseando por sus calles, charlando con los lugareños que son la gente más sonriente del mundo entero, una gente a la que si le preguntas te explica cómo han llegado hasta aquí, la historia de su difícil y dolorosa huída de Tibet, que ya comenté anteriormente en el blog en esta entrada, historias que te ponen los pelos de punta, chavales de 6 años que han sido enviados por sus familiares para que tengan la posibilidad de vivir en libertad, a pesar de que quizás no les vuelvan nunca a ver... pero siempre con una sonrisa en la boca, ya que son felices de poder tener este lugar en el que practicar su tradición, aprender su historia, evitar que todo se pierda en el olvido.

En clase: los niños recitan acompañados por el sonido de las trompetas.

Es una experiencia inolvidable el escuchar a los niños aprender las lecciones del Budha, todos sentados dentro del templo, con esos libritos hechos de hojas sueltas agarradas por una cinta a un par de tablillas de color azafrán, tocando los bongs y los instrumentos de viento que parecen como cuernos largos de los que salen unos sonidos graves, niños que cuando te ven te sonríen o se ríen a carcajadas como si fueran los más felices del mundo. Y los jóvenes igual pero en un templo más grande, decorado con estatuas doradas gigantescas de budha y tiras de tela de colores que caen del techo, cientos de estudiantes con sus túnicas color vino sentados en el suelo en hileras mientras recitan los textos, sonidos mántricos que te hacen vibrar y sentirte en paz con el mundo, en paz contigo mismo.


En el templo: los jóvenes pasan algunas horas del día recitando de sus libros, es una pasada escucharles a todos a la vez, dejarte envolver por los sonidos mántricos.


Y, tras los cánticos de la tarde, viene una de las tradiciones más curiosas de los estudiantes tibetanos: la hora de la dialéctica. Todos los estudiantes salen a las praderas y se colocan por cursos y cada curso tiene que aprenderse unos textos de las enseñanzas del Budha, así que lo que hacen es ponerse por parejas, así uno de la pareja se sienta y le lanza una pregunta al que está de pie, quien debe contestar a la pregunta rápidamente y sin dudar, dando una palmada cuando finaliza su argumento que el que está sentado acepta o contradice. Así que durante algo así como 1h se ven las verdes praderas coloreadas por las túnicas de los monjes que van gritando sus respuestas y dando palmas a destiempo. Es algo bastante curioso de observar la verdad.

La dialética: un estudiante (sentado) lanza una preguntasobre las enseñanzas del Budha a su pareja, quien reponde fervorosamente, acabando su argumento con una sonora palmada.


Así que pasamos nuestro día en Bylakuppe participando un poco de la vida de esta gente tan carniñosa, a la que no puedo por más que admirar. La verdad es que nos hubiera gustado quedarnos más tiempo pero teníamos que volver a Mysore para volver a casa... aún así nos dio tiempo a conocer el asentamiento tibetano, hacer algunas compras y comer su delicioso momo (bolas de una pasta muy fina que rellenan de carne o verduras), además de conocer a unas chicas que habían pasado ahí un mes dando clases de inglés a los estudiantes como voluntarias de una ONG y que estaban encantadas con la experiencia vivida.

FREE TIBET

Típico templo budhista que se encuentra aquí, en Byalakuppe.

No comments: